domingo, 11 de diciembre de 2011

Kriptonita, Leo Oyola



“las calles acá son de tierra, hijo. Por eso no puede venir a tomar la leche Carozo con nosotros”. Capítulo X, Kryptonita.


como en La Fuga de Alcatraz, del 18 de enero de 1960
uno lee Kryptonita de Oyola
y quiere que el Nafta Súper y toda su cría salgan ilesos del Paroissien
que la zafen
la identificación es total
como en la película
se pierde la noción de todo mientras se está en la historia
del tiempo
del espacio
no parece un libro Kriptonita
parece que estás con las luces apagadas
sentado en la butaca cómoda de un cine
no importa que hayan sido hechos reales
o no
que el Pinino, o Frank Lee Morris sean culpables o inocentes
lo que importa es que se escapen
eso quiere uno
que está ahí todo el tiempo 
moviendo la pierna contra el piso 
aplicándole el resucitador al Pini
siendo las manos del Tordo
nada te distrae de la trama
porque está prolijamente enhebrada 
porque sin darte cuenta estás adentro 
todo el tiempo
con el tipo 
haciendo fuerza para que las cosas salgan
como en la peli
querés que le pasen las cosas como sea redimís 
todo
porque no te habías puesto a pensar 
lector de clase media melanco 
porteño de pocas necesidades 
vos 
yo
no me había puesto a pensar 
en el pasado de estos pibes
en la falta
en la carencia
en los agujeros insalvables de los que tienen la suerte de nacer al otro lado de La General Paz
resulta que no eran zapatillas
había 
otras cosas
había
muchas
porque Oyola arranca con la “mejor imposible” observación sobre el uso del lenguaje
y ya te agarra 
y ya te mete al relato
te hipnotiza
sin rodeos y sin victimizar personajes 
Oyola mete fichas todo el tiempo al uso del lenguaje
que es de todos
pero no
algunas palabras las sabemos 
pero no las usamos
no pertenecen a nuestro universo de posibles
“obitar”, por ejemplo
ni la sabía
las palabras recortan espacios
clases sociales
posibilidades
y eso está claro, cada vez más claro en la narrativa de Oyola que sin ponerse de ningún lado
te pone a pensar
te prende la máquina y no la podés apagar
las imágenes van pasando solas
rápido.
al ritmo de todo lo que pasa
sin dejar que te aburras
con un narrador que se va turnando
generoso, él
que tiene ratos en los que es un “nosotros”
el staff de la clínica privada
y después es el cuidador, y así
un narrador que le va prestando protagonismo a los integrantes de la banda para que cuenten
un megáfono que va de mano en mano
de boca en boca
y cada uno se toma su tiempo para tirar pasajes trágicos y tragicómicos de sus vidas
como el secuestro del Caroso, que para qué adelantárselos si es un manjar

                                                                      *

si una marca tienen las novelas de Oyola es la de la oralidad
-no digo nada nuevo-
alguien decía que la Cultura Popular es afásica
siempre se la mira desde afuera
se la vuelve objeto para estudiarla
una palabra escrita que llega después de unas, inevitables, mediaciones
Oyola se la juega entera
va atrás de la oralidad más genuina
hace hablar a los sin voz
los amplifica

                                                                      *


esperando uno de los finales trágicos y oscuros  
uno se sorprende al ver que esta vez las puertas vaivén del hospital se abren 
para dejar pasar la imagen del protagonista 

tanta fe profesa Leo en sus novelas que algún día iba a pasar 

¿por qué no? 

un súper héroe salido de las entrañas mismas del conurbano bonaerense
que cuando regresa a la villa cuela rancho por cualquier hueco, para “entrar por los pasillos con los
brazos abiertos a los costados y las palmas de las manos acariciando las paredes de revoques gruesos, los ladrillos huecos anaranjados y los alambres con formas de rombos, hasta llegar al patio donde sea la fiesta al ritmo de la canción que esté sonando".
yo 
por lo menos 
que odié toda mi vida la cinturita de avispa de la Mujer Maravilla 
estoy esperando que a esta gente le vaya bien 
que se escapen  
que demuestren cuánto pueden
que la fe mueve montañas 
no de tierra o de granito
la fe 
no es un terremoto
es una decisión
mover montañas de sentido
los “no se puede”
los “son todos chorros” 
los “negros de mierda”
pilas de sentidos enquistados
montañas de discursos construidos socialmente para marginar
prejuicios
esas montañas querés que se muevan cuando leés
las que está soplando Leonardo Oyola
que nos trae un viento nuevo.

No hay comentarios: